Sala: TEATRO VILLAMARTA.
JEREZ
Obra: “DOÑA
FRANCISQUITA”, Comedia lírica en tres actos de Amadeo Vives.
Libreto de Federico
Romero y Guillermo Fernández Shaw
Reparto:
Doña Francisquita: YOLANDA AUYANET
Fernando soler: JORGE DE
LEÓN
Cardona: CARLOS DURÁN
Aurora: BEATRIZ LANZA
Don Matías: ALFONSO
ECHEVERRÍA
Lorenzo: MARIO RODRIGO
Irene La de Pinto: JULIA
ARELLANO
Coro del Teatro
Villamarta, Director Ángel Hortas
Orquesta MANUEL DE
FALLA, Director Luis Remartínez
Dirección de Escena,
Francisco López. Escenografía y vestuario, Jesús Ruiz. Coreografía, Javier
Latorre.
Producción: Teatro
Villamarta, en Coproducción con la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía
No cabe decir sino parabienes de la iniciativa del
Teatro Villamarta de coproducir junto con la Consejería de Cultura de la Junta
de Andalucía una producción propia anual. En esta ocasión, “Doña Francisquita”,
de Amadeo Vives, una apuesta segura, por ser considerada una de las mejores
zarzuelas del S. XX Allende los mares, en las dos Américas, la del Norte y la
del Sur, se tiene a “Doña Francisquita” como modelo a estudiar de lo español, de
su música y de su teatro. Razones no faltan: Sobre la base de ser una obra
inspirada en otra, de Lope de Vega, “La discreta enamorada”, “Doña Francisquita”
es sinónimo de lo madrileño y lo castizo. Sus representaciones han marcado la
cronología del madrileño Teatro de
la
Zarzuela, ya que fue la obra escogida para la reapertura del mismo coincidiendo
con su centenario en 1956. Posteriormente volvería a ser la obra elegida para,
transcurrida la etapa en que fue sede de la Ópera madrileña, se reabrió en 1985
como Teatro Lírico Nacional de la Zarzuela. Pero además de estas razones, genios
actuales de la lírica, como Plácido Domingo, María Bayo (merece la pena oír su
versión de la “canción del ruiseñor”) o Ainhoa Arteta, se han encargado de
mitificarla en esos países. Hace poco tuvimos la ocasión de escuchar a Plácido
en una estupenda entrevista televisiva a raíz de su interpretación de “Luisa
Fernanda” en el Teatro Real. En la misma nos decía cómo trabajó ya desde joven
con la compañía de sus padres, interpretando dos y tres zarzuelas diarias en el
continente americano. Si además de lo dicho, “Doña Francisquita” resulta ser una
obra de una musicalidad exquisita, con letras estupendas, festiva, y con
recursos para la escena, se entiende el porqué de su éxito dentro y fuera de
España.
El estreno Villamartino de “Doña Francisquita”, al
cual tuve la suerte de asistir, estuvo marcado por varias notas distintivas, las
cuales intentaré resumirles. En primer lugar, los tres actos de la que la
versión original está compuesta, se reunificaron en dos partes, representándose
los dos primeros en la Primera parte y en la Segunda, el tercer acto. En esta
representación se han eliminado algunos diálogos en favor de una representación
más musical, favoreciendo con ello el espectáculo, sin que constituya eso una
modificación sustancial o adaptación temporal de la misma. Efectivamente, esta
manera de destacar más la música, unida a una estupenda puesta en escena, un
vestuario impecable y la constante preocupación por mantener el movimiento de
los personajes, coros, bailarines y figurantes en el escenario, dotan a la
producción jerezana de una mayor carga de espectáculo. En realidad,
probablemente, sea ésta una de las mejores maneras de “actualizar” la obra, sin
que realmente se lo haga, ya que el público de hoy está acostumbrado a ver
espectáculo, y disfrutarlo. Es cierto que se pierde parte de lo que de cultural
tienen los diálogos que expresan ese habla del Madrid de finales del XIX, pero a
cambio se tiene un buen espectáculo, y con una duración también bastante
aceptable.
Los cantantes
En su conjunto la representación fue un éxito, y
en lo que se refiere a los cantantes, la mayoría de ellos fuertemente
aplaudidos, fueron recompensados por un público que lo pasó bien. Y creo que lo
justo es decir que la media fue alta y el conjunto estupendo. Es cierto que no
hubo ninguna descompensación, entre los cantantes, ni por exceso ni por defecto.
Yolanda Auyanet, soprano canaria, de nacimiento y formación, interpretó el papel
de Doña Francisquita con soltura, pese a lo complicado de la canción del
ruiseñor, donde quizá no brillara especialmente en los sobreagudos finales, pero
que no restó en definitiva a su labor en toda la obra. Destacable, desde mi
punto de vista, el tinerfeño Jorge de León, quien estuvo impecable toda la
representación, y el público así lo entendió.
Discreto estuvo el tenor Carlos Durán, que no
encontró un buen acomodo, aunque bien en el papel dramático. La santanderina
Beatriz Lanza, soprano, tuvo una buena actuación, destacando sus capacidades
interpretativas. Bien la madrileña Guadalupe Sánchez, mezzosoprano. También tuvo
un papel bien llevado Alfonso Echeverría, bajo como Don Matías. Mario Rodrigo,
tenor y Julia Arellano completaron el cartel. Aunque con un pequeño papel,
destacar a Pedro Miguel Calvo en el papel del “lañador”.
La escena y la coreografía
Esta producción del Teatro Villamarta apuesta por
una escenografía ágil a la vez que seria, pese a ser una obra que representa a
un Madrid en carnavales. La escena refleja fielmente el Madrid de la época
utilizando recursos muy actuales. La responsabilidad de la escena y vestuario
recayó sobre Jesús Ruiz.
La coreografía, desde mi punto de vista ha
supuesto un gran avance en esta representación, estando realmente equilibrada e
integrada en la obra, conceptual y materialmente. Creo que en este apartado la
producción supera a la anterior producción “Carmen”. Javier Latorre fue el
responsable. |
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