Sabina y Serrat, dos platos diferentes servidos
juntos para saciar a los incondicionales de la Bahía
Dos platos diferentes, como si de carne y
pescado se tratara, se sirvieron juntos en uno de los conciertos más esperados
de este verano en la Bahía, el que Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina
ofrecieron en el estadio municipal de Chapín de Jerez, dentro de la gira ‘Dos
pájaros de un tiro’. Más de 8.000 personas, la mayoría incondicionales de uno u
otro, asistieron en la noche del martes 21 de agosto, con el cartel de no hay
entradas, a un agradable menú que duró dos horas y cuarenta minutos. La fórmula
de cantar juntos, si bien no aporta nada en cuanto a subir el nivel de
interpretación o musicalidad, sin embargo es innegable que mantiene el interés
constante del espectador, que es continuamente sorprendido, de manera casi
estratégica, con canciones de siempre, de toda la vida. Canciones que forman
parte de las vivencias de muchos. |
Local:
Estadio Municipal de Chapín
DIARIO Bahía de Cádiz
Serrat y Sabina. Concierto. Gira 'Dos pájaros
de un tiro'
¿Quién es la carne y quién el pescado en esta
función servida al público jerezano? Difícil de contestar, ya que los temas y
canciones de ambos se entremezclaron a lo largo del concierto, así como la
interpretación de los temas, que unas veces comenzaba uno y otras otro, con
independencia del que los acabara, si es que no era el caso de acabarlos al
unísono.
Salvo eso, y alguna otra cosa más, como el hecho
de no haber ampliado el recinto para poder albergar a todos los que no pudieron
encontrar entrada por falta de aforo, no hubo grandes sorpresas en el concierto
de estos “dos pájaros” veteranos del panorama musical español.
Ambos cantaron lo mejor de sus repertorios, ante
un público que estaba deseando escuchar precisamente esas canciones. El sector
del público más afín a Serrat, que ocupaba el graderío, sentados, se
entusiasmaba con cada canción del catalán. Entusiasm o
que era mantenido, cuando no aumentado, por los incondicionales de Sabina, que
ocupaban mayoritariamente la zona de pié frente al escenario, cuando el
jiennense de Úbeda entonaba una de las suyas.
La fórmula de cantar juntos, si bien no aporta
nada en cuanto a subir el nivel de interpretación o musicalidad, sin embargo es
innegable que mantiene el interés constante del espectador, que es continuamente
sorprendido, de manera casi estratégica, por parte de la dirección musical del
espectáculo, con canciones de siempre, de toda la vida. Canciones que forman
parte de las vivencias de muchísimos españoles de toda la geografía.
Desde “Hoy puede ser un gran día” abriendo el
concierto, hasta identificar treinta y cinco temas de ambos cantantes, cerrando
con “Para la libertad”. Entre medias “Aves de paso”; “Pueblo blanco”; “Algo
personal”; “Y sin embargo”; “No hago otra cosa que pensar en ti”; “Peces de
ciudad”; “Princesa”; “Mi primo el Nano”; “Contigo”; “Yerba”; “A la orilla de la
chimenea”; “Señora”; “Pequeñas cosas”; “Caprichoso el azar”; “Toca madera”;
“Poema de amor”; “Pacto entre caballeros”; “Noche de boda”; “Mediterráneo”; “19
días”; “Penélope”; “100 mentiras”; “Fiesta”; “pastillas para no soñar”;
“Cantares”; “Las 10”; Lucía”; “El pirata cojo”; “Calle melancolía”; “Soledad”.
Lo cierto es que ninguno de los dos escatimó en
temas y esfuerzos, aunque lo verdad es que las partes de diálogo resultaron
“poco naturales”, y Serrat repitió mobiliario, con su taburete estilo ‘Art decó’,
su velador, e incluso sentándose sobre los altavoces, para dar un ambiente “más
íntimo” con su público. Quizá la novedad estuvo en que Sabina también usó un
taburete similar, al parecer regalo del catalán.
Musicalmente, el maestro Miralles, al piano,
controlando todo el importante tinglado musical, donde nueve músicos de
categoría hicieron realidad las partituras de las canciones. Haciendo las voces,
coros y algo de coreografía, falda va falda viene, dos voces femeninas a tono
con la media de edad del escenario.
El conjunto, pese a sonar algunas veces como una
‘Big band’, lo cierto es que mejoró en sonoridad en relación con lo que nos
tiene acostumbrados Serrat (sobre todo después de haberle oído en su gira 100 X
100 Serrat el año 2005), aunque las canciones de Sabina en esta readaptación
musical para que sonara a ambos cantantes, sufrió un poco las consecuencias, al
perder algo de las estridencias guitarreras que no fueron servidas en la ocasión
como debiera haber sido. En mi opinión faltó un poco de virtuosismo en las
guitarras eléctricas.
Y siguiendo con las guitarras, de las que hubo un
auténtico despliegue (Serrat y Sabina incluidos), sin embargo en Jerez, y sobre
todo en Jerez, se notó la falta de un buen rasgueo de guitarra española en esa
especie de “juerga flamenco-catalana” que se montaron en el escenario los dos
cantantes, con las dos vocalistas incluidas, ataviadas con faldas flamencas. La
verdad es que si no llega a ser porque todo el estadio hizo palmas como hay que
hacerlas, el asunto no sale adelante con la mínima credibilidad. Pero está claro
que los incondicionales de ambos, además de saber hacer palmas, estuvieron por
la labor de disfrutar por encima de todo de lo que diera de sí el concierto.
En definitiva un concierto que respondió a las expectativas de la inmensa
mayoría de los asistentes, a juzgar por las caras de satisfacción en la salida
del estadio, aunque algunos se echaban las manos a los riñones después de haber
estado cerca de tres horas de pié viendo revolotear a estos dos pájaros por el
escenario del estadio Chapín de Jerez. Sí. De la Frontera.
· Las
imágenes del
concierto de Serrat y Sabina |
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