SALA:
Centro Cultural Reina Sofía
PROGRAMA
PARTE I
Somewhere, my love
(Doctor Zhivago, 1965)
Maurice Jarre
/ López Aranda
Bring him home / A heart full of
love
(Les Misérables, 1980)
Claude-Michel
Schönberg
Over the rainbow
(The wizard of Oz, 1939)
Harold Arlen
Cavatina
(The deer Hunter, 1978)
Stanley Myers
Summertime
(Porgy and Bess, 1993)
George
Gershwin
Think of me /
Wishing you where somehow here again /
The music of the night / The Phantom of the opera
(The Phantom of the opera, 1989)
Andrew Lloyd
Webber
PARTE II
Edelweiss
(The sound of music, 1965)
Richard
Rodgers
Here, there and everywhere
(Give my regards to Broad Street,
1984)
Paul McCartney
Vide cor meum
(Hannibal, 2001)
Patrick
Cassidy
Moon river
(Breafast at Tiffany’s, 1961)
Henry Mancini
The dreams
(Sense and sensitivity, 1993)
Patrick Doyle
On this night
of a thousand stars / Another suitcase in another hall /
You must love me / High flying adored / Don’t cry for me Argentina
(Evita, 1996)
Andrew Lloyd Webber
Gracias al esfuerzo del personal
del Centro Reina Sofía, todo el mundo tuvo acomodo en el pequeño recinto
para escuchar el concierto, aunque fuese de pie en bastantes casos. Dentro
del ciclo “Las noches clásicas” el programa de mano del largo concierto del
lunes presentó la música como “medio transmisor de valores tan profundos
como la nostalgia, el amor, la ternura…”. Se interpretó música de cine,
música para la fantasía en 35 mm. con el fin de rememorar la pavorosa
realidad del 47.
La Camerata Vocal del Gran
Teatro Falla, dirigida en esta ocasión por Juan Manuel Pérez Madueño,
director de la Coral de la Universidad de Cádiz, ofreció un programa
interesante, que estuvo organizado de forma atractiva alternando canciones
corales con intervenciones solistas. La interpretación de las obras corales
tuvo altibajos, especialmente en la segunda parte. El conjunto sonaba
conjuntado y vibrante en los momentos álgidos de las obras, articulaba de
forma inmejorable cada canción, bien arropado al piano por Daniel Borrego, y
conseguía emocionar a los oyentes pero en los tramos delicados las voces se
desparejaban y desmadejaban la texturas tímbricas y rítmicas de las obras.
También fue desigual el
resultado de las interpretaciones solistas. Ángel Tomás Pérez, barítono,
afrontó con intensidad y solvencia en todas las tesituras su interpretación,
un tanto plana, del archiconocido Over the rainbow, que un
desafortunado acompañamiento del piano casi malogra. La interpretación al
piano de la Cavatina de Myers pasó sin pena ni gloria, perdido de
modo absoluto el pulso emocional. La soprano Esperanza Gutiérrez y, sobre
todo, Pedro Miguel Calvo consiguieron apuntalar un más que correcto Vide
cor meum de Cassidy; a diferencia de la contralto Antonia Martínez que
no supo contrarrestar la desangelada intervención del coro en las canciones
de la Evita de Webber. DIARIO Bahía de Cádiz
Una parte importante del
concierto descansó en el buen hacer de la soprano Desirée Seglar y el
resultado de las piezas dependieron en gran medida de sus intervenciones.
Puso empeño y garra en todo momento, y consiguió momentos de auténtica
inspiración pero no pudimos contar entre éstos el Summertime de
Gershwin, obra demasiado ambiciosa para su todavía irregular registro. Su
voz mejora en los registros medio-agudos y suena muy bella, aunque fuera de
esa tesitura resulta anodina y poco compensada.
El numeroso público asistente
abarrotó el espacio disponible y aplaudió con fervor todas las obras, en
especial la que cerró la primera parte, que tuvo ocasión de volver a
escucharla en el bis final. Sin duda, el concierto tuvo un resonante éxito
de asistencia y público. No obstante, el valor emotivo del evento despuntó
notablemente sobre el valor artístico.
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