Probablemente lo mejor del
espectáculo de La Fura dels Baus sea la sorpresa y el realismo que se
crea al comienzo de la obra, cuando en medio de una representación del
‘Boris Godunov’ de Pushkin, simulan ser un comando terrorista que secuestra
al teatro en pleno, espectadores y artistas incluidos.
Se trata de una obra inspirada
en los hechos acaecidos en Moscú el 23 de octubre de 2002, en el Teatro
Dubrovka. En esa fecha, un grupo de terroristas chechenos provocaron, con su
secuestro, una matanza de cerca de doscientas personas, entre secuestrados y
secuestradores, cuando después de tres días de cautiverio, las autoridades
rusas, en una criticada actuación, tomaron el teatro para liberarlo de sus
secuestradores.
Para conseguir una mejor
“teatralización” de la obra, se compaginan partes de la obra teatral de
Alexander Pushkin ‘Boris Godunov’, con la ficción puesta en escena por los
creadores de Alex Ollé y David Plana, dramaturgos de dels Baus.
Aunque se exhibe una gran
pantalla cinematográfica de formato de tres dimensiones, lo cierto es que la
obra produce la sensación de una falta de elementos decorativos importante.
Quizá se pudiera justificar esto diciendo que es necesario para que se
parezca todo más a la realidad de lo que pudo suceder en Moscú, pero lo
cierto es que, la falta de mobiliario o símbolos que ayuden al espectador,
unido a unos diálogos que para nada ayudan a centrar la acotación espacial
de la obra, hace que uno se pierda físicamente con la mirada por el Falla, y
termine posando la vista en el techo, en la lámpara o en el señor de bigotes
del palco número 5.
A pesar del intento de La
Fura de poner teatro a su peculiar forma de entender los espectáculos,
en este caso, en mi opinión, la cosa queda sólo en un valiente y meritorio
intento, pero lo cierto es que después de la representación me quedé con la
sensación de que en vez de estar en un drama con actores y público, de lo
que se trataba era de hacer un experimento: el de ver la reacción del
público ante el hecho de un secuestro.
Y la verdad es que al
menos al principio de la representación esto se consigue, pues el público se
acongoja de tal manera, que ni se atreve a salir al baño... por si acaso. Si
a eso le añadimos algo de música, y algunos textos de Pushkin, el resultado
es este particular ‘Boris Godunov’ de la Fura. En fin, ni chicha ni limoná.
DIARIO Bahía de Cádiz