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 Crítica

La compañía de Ballet Clásico del Teatro de la Ópera y Ballet de Luviv trajo “Esmeralda” a La Isla

El Ballet Clásico es una de las carencias españolas, y por ende, de nuestra tierra. Para empezar, no existe en España una compañía estatal estable de Ballet Clásico, y aquellos que tienen la poca fortuna de nacer en España con la vocación de bailarines tienen que irse irremediablemente al extranjero. Luego se les pierde la pista y no se les ve bailar en este país. Lo cierto es que el género tiene sus afines, pero no deben ser tantos como para que la cosa vaya a más. Probablemente esté aquí una de las explicaciones de porqué se acude a compañías extranjeras para poner en escena obras de ballet clásico, aunque sea producciones de mediano-bajo presupuesto, como la que vimos esta semana en el Real Teatro de Las Cortes. Esto no quiere decir que, en su conjunto no fuera un espectáculo bueno y que el público no quedara contento. Se trata, simplemente de afición o gustos

  JESÚS SÁNCHEZ-FERRAGUT (San Fernando). 29-10-2005

 

Sala: Real Teatro de las Cortes. San Fernando

ESMERALDA. Ballet

Autor. Cesare Pugni

Compañía de Ballet Clásico del Teatro de la Ópera y Ballet de Luviv


FOTO: JESÚS SÁNCHEZ-FERRAGUTEl Ballet Clásico es una de las carencias españolas, y por ende, de nuestra tierra. Para empezar, no existe en España una compañía estatal estable de Ballet Clásico, y aquellos que tienen la poca fortuna de nacer en España con la vocación de bailarines tienen que irse irremediablemente al extranjero. Luego se les pierde la pista y no se les ve bailar en este país. Lo cierto es que el género tiene sus afines, pero no deben ser tantos como para que la cosa vaya a más. Probablemente esté aquí una de las explicaciones de porqué se acude a compañías extranjeras para poner en escena obras de ballet clásico, aunque sea producciones de mediano-bajo presupuesto, como la que vimos esta semana en el Real Teatro de Las Cortes. Esto no quiere decir que, en su conjunto no fuera un espectáculo bueno y que el público no quedara contento. Se trata, simplemente de afición o gustos. De hecho, aún a pesar de haber tenido que renunciar el Teatro a las dos primeras filas de butacas, para dar cabida a la orquesta, se veían algunos huecos en el patio, cosa que no ocurre normalmente con otro tipo deFOTO: JESÚS SÁNCHEZ-FERRAGUT espectáculos musicales. Esto ya de entrada denota una falta de predisposición del público a acudir a este tipo de espectáculo.

 

Cesare Pugni es el autor de la música de “Esmeralda”. Este italiano del siglo XIX es uno de los verdaderos clásicos del ballet, y sus obras han sido representadas en todo el mundo, aunque hoy día sea preferido de las compañías de los ex países del Este. La música de Esmeralda es perfecta para la trama de argumental: La historia de “El Jorobado de Nôtre Dame”, de Víctor Hugo. Es cierto que cuando uno oye a Pugni no puede evitar recordar a Tchaikowsky, pues tienen estructuras similares y connotaciones folclóricas comunes. La puesta en escena de Esmeralda consta de tres actos, prólogo y epílogo. La Compañía Ucraniana de Luviv nos trajo a San Fernando un cuadro de bailarinas y bailarines, de entre los que destacaron Katerina Kurhar en el papel de Esmeralda; I. Sarozenski en el papel de Frollo, y Nakonechniy en el papel de Cuasimodo.

 

FOTO: JESÚS SÁNCHEZ-FERRAGUTLa orquesta estuvo bastante bien, al frente de la cual estuvo Vladimir Harbaruk. Esta orquesta posee ya una buena experiencia de actuaciones a lo largo de la geografía española, actuando tanto con ballet, como con ópera, y se desenvolvió en el Teatro de Las Cortes con soltura.

 

La escenografía ya es otra historia diferente. Y creo que no se trata de un problema de dinero, sino más bien de concepto. La representación de Esmeralda no se puede decir que tuviera una escenografía “pobretona”. No sería justo. Es cierto que no fue un derroche de medios, pero no estriba en ello la crítica, sino más bien en el recargo. Recargo de colores, a veces innecesarios, y decorado mural un tanto barroco. A menudo suelen caer este tipo de compañías en estos errores. Pienso que hoy día la escena se entiende mejor con otros conceptos más simples, pero más pensados y estudiados acerca de la obra, su autor y sus personajes.

 

La próxima semana hay otro clásico de Ballet en el Real Teatro de las Cortes: Giselle de Adolphe Adam. Seguro que será también un buen espectáculo, y esperemos acuda todo el aforo del Teatro.

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