Sala:
Palacio De Congresos de Cádiz.
AINHOA ARTETA, soprano
Rubén Fernández Aguirre, piano.
PROGRAMA:
I
Jaime Ovalle:
Azulao
Modinha
Alberto Ginastera:
Canción del árbol del olvido.
Ernesto Halfter:
Ay que linda moça.
Astor Piazzola:
Verano porteño (piano solo)
Xavier Monsalvatge:
Cinco canciones negras.
II
Antón García Abril:
Tres canciones con textos de Antonio Gala (Agua
me daban a mi; A pie van mis suspiros; No por amos, no por tristeza)
Enrique Granados:
Cuatro Tonadillas (La maja de Goya; El majo tímido; El tra la la y el punteado;
El majo discreto)
Joaquín Turina:
Dedicatoria (piano solo)
Fernando Obradors:
Al amor
Corazón ¿Porqué pasais?
Del cabello más sutil
Coplas de Curro Dulce.
La gran expectación por ver cantar a la soprano de
Tolosa, se vio reflejada en un lleno casi absoluto del Palacio de Congresos de
Cádiz el martes 27 de noviembre. Su aparición en escena encandiló desde el
primer momento al respetable. En primer lugar
por
su figura elegante, e inmediatamente por su interpretación, de un altísimo
nivel.
En todo momento estuvo acompañada al piano por el
maestro Rubén Fernández Aguirre, quien con la mayor de las delicadezas condujo
la parte instrumental del recital lírico. Consiguió una alta compenetración con
la soprano, y tuvo su propio momento al interpretar dos piezas, una de Astor
Piazzola y otra de Turina, de solo para piano. Una muy buena impresión.
Ainhoa, presentó un programa casi al cien por cien
español (compatible perfectamente con el hecho de que ya en las propinas,
cerrara el espectáculo con un lied dedicado a la memoria de su madre: “Morguen”
de Richard Strauss).
Sin embargo, no creo que, pese a lo que se dice en
el programa de mano entregado al público, el repertorio escogido la noche del
martes se ajustara exactamente al perfil musical de Ainhoa, y por ello algunas
partes, como por ejemplo las “Cinco canciones negras” de Xavier Montsalvatge, no
sonaron como a uno le hubiera gustado
oirlas.
Pero lo cierto es que el recital tuvo momentos increíblemente buenos, de entre
los que destacaría la canción “No por amor, no por tristeza”, de Antón García
Abril, con textos de Antonio Gala. Igual puedo decir de “Ay que linda moça” de
Ernesto Halfter, y en general de las cuatro canciones de Fernando Obradors,
donde sobre todo sobresalió en la interpretación de “Del cabello más sutil”.
Ainoa Arteta quizá tuvo algún que otro problema
con la respiración bucal, que se dejó notar más de la cuenta. Pero no es menos
cierto que hizo excelentes la mayoría de los finales, y tuvo también partes de
estupendo énfasis dramático, aunque en alguna ocasión pareció tener altibajos en
cuanto a la necesaria concentración para mantener el nivel sonoro y la potencia
durante todo el recital.
Terminó el recital con tres propinas en medio de
una fuerte ovación del público gaditano: “La rosa y el sauce”, “Cantares” de
Turina, y “Morgen” de Richard Strauss. DIARIO Bahía de
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