La igualdad entre el hombre y la mujer es un derecho que
fija la Constitución.
Son, las relaciones hombre-mujer, una de las temáticas más
llevadas a debate dentro de la sociedad, que por regla general, suscitan
controversias, al ser enfocadas, con diferentes criterios, a la hora de quien
los expone o habla dependerá si son personas formadas o por el contrario son de
estilo y talante, violento o poco ortodoxos. Y como consecuencia de ello,
suscitarán buenos o malos entendidos o desagradables situaciones entre los
concurrentes, que sobre este asunto departen. Tan trillada a veces, esta
materia, que a la postre, nada nuevo se dice o pueda deducirse
substancialmente, motivo por el que, trato de enfocar este escrito de manera
distinta, para quien me lea, no se importune y si pueda obtener sus propias
conclusiones, mejor dicho, sus opiniones particulares, porque si las mías
expongo, no se fíen demasiado, ya que, podrían estar erradas.
El motivo de escribir sobre esta celebre frase
histórica, de tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando, tan a
menudo oída, empezó cuando siendo un adolescente, cierto día, me mostraran a
los Reyes Católicos, a través de un grabado del cuadro de Velázquez, en la que
destacaba la toma de Granada, por las tropas cristianas y a sus majestades, en
primer plano a caballo y ello fuera, causa, de que llegara a imaginarme, a
ambos, en todo momento, cabalgando (montando) en sus respectivos corceles
y a donde iba uno, allá iría el otro. ¡Pero no!, mire usted por donde,
descubriese, algo más tarde, casi, otras veinte acepciones más de esta
palabra de montar, en el diccionario de la R.A.E., siendo una de ellas, la
que me aclarara esta idea equivocada que tenía sobre ellos. Pues, según este
contexto histórico, de monta, en este caso, se relaciona, a la soberanía
y autoridad, que ambos compartían por igual en las tareas de estado.
Difícil de creer, sobre todo en la Edad Media, en la que, se
tenían a las damas, clausuradas en castillos, o grandes caserones, tanto si
eran o no, de alta o baja alcurnia o abolengo, siempre estarían, bien
“protegidas” y se las vería ocupadas en los quehaceres palatinos u hogareños,
rezando o chismorreando entre ellas. Y si no, leer el trato, que le dispensó el
hermano de Isabel, Enrique IV. a ésta, mientras vivió con él, haciéndole en
todo momento, la vida imposible. Enviándola, incluso, durante algún tiempo,
si no miento, a un convento de clausura, (Véase
el análisis hecho por Don Juan Rubio Moscoso en su
libro dedicado a Isabel La Catolica, -si lo encuentran-) o bien pinche aquí:
http://www.escuelai.com/spanish_culture/espanoles_distinguidos/reinacatolicaisabel.html.
Excepto alguna afortunada, mal lo han pasado
siempre las mujeres a lo largo de la historia de todo el mundo. En España,
quizás, culpa fuese, de la cantidad de sangre musulmana, que mezclada con las
de otros pueblos, siempre ha circulado por nuestras venas.
De ayer a hoy, muchos pasos se han ido dando, de
igualdad entre ambos sexos y sobre todo en estos dos últimos siglos, en que
dichos pasos, han llegado a alcanzar el sobre nombre de zancadas. Se abrieron
castillos, mansiones y casas señoriales, desaparecieron las celosías de sus
ventanas y balcones y a ellas se asomaron sus damas, aún todavía,
cubriéndoles sus velos la faz, para ver pasar al caballero, siempre ávido, a
entonar baladas de amor, que si prendían en ellas, y algún atisbo de amor
surgiera, ocasión le daría, para seducirla, con tiernas palabras. Por otro lado,
los permisos paternales, siempre tan severos, llegaron a convertirse en más
tolerantes, mientras por otro lado, ellas, sin perder el tiempo, fueron
desprendiéndose de velos y otros atuendos, de forma paulatina, hasta el total
descotado, a la vez, que se empezó a menguar el largo de sus faldas, hasta
lo que hoy, ya se lleva, con ese palmo de tela, que apenas las tapan. El Súmmum.
Efluvios de pasión hizo aflorar al sexo, hasta entonces bien camuflado, y
mostrarse en adelante, más espontáneo y libre. Se acabó el enclaustramiento, se
habían dado los primeros pasos, para emprender un maratón que ya no tendría
tregua, en busca de su total libertad e independencia que les alejase de sus
carceleros. Meta ya conseguida, hoy, en lo tocante al trabajo e igualdad de
oportunidades, salarios, derechos, notoriamente conseguidos, incluso abordando
empleos que en peligrosidad y dureza, sólo por sus atributos… le corresponden al
hombre. Su intelecto se desarrolló, y cultivó por lo que ocupan puestos
intelectuales de gran relieve. Pero aún así, habiendo conseguido este
objetivo, necesitan seguir luchando, sin prescindir del varón, que le dará
protección y consejo, cuando les sea solicitado. Obtendrá amor y
entendimiento, una vez acuerden unir sus vidas, para levantar un hogar y
procrear nuevas vidas, siempre que el sexo, no les lleve por otros derroteros.
Una nueva escala de valores, surge, en cuanto a
las relaciones hombre-mujer, salvo algunas excepciones consideradas poco comunes
en ambos, me refiero, a aquellas que les confieren, a cada uno de ellos
biológica, psicológica y socialmente, sobre tendencias, gustos, apetencias
sexuales etc. Pero esto, para ellas, no debe significar un retroceso en ese
avanzar constante, pues visto está, por duros que fueran, los obstáculos que se
les hayan presentado, siempre los han sabido superar.
Pero indaguemos, si este progreso a la mujer le ha
beneficiado o por el contrario le ha perjudicado. Largo sería de exponer y
tratarlo a fondo, sin conocer, que está ocurriendo con la mujer de nuestra
sociedad actualmente.
Una percepción muy comúnm que sus logros les han
perjudicado, en cuanto a su trabajo se refiere, en una mayoría de ellas, que
trabajan fuera de casa, para luego a continuación seguir, con los propios del
hogar, labores domesticas, donde invertirán un gran numero de horas. Y no
digamos, aquellas que viven con sus parejas e hijos, y por añadidura han
tenido la mala suerte, de dar con hombres que no colaboran en las tareas de la
casa, teniendo que asumir esta responsabilidad, solo ellas. Un verdadero
suplicio, significará, el despertar cotidiano, pensando en el berenjenal que se
han metido. De aquí, tantas separaciones y divorcios, peleas y discusiones, que
convierten el seno familiar en un verdadero campo de batalla. La mujer seguirá
sufriendo mientras lo sea, allá donde vaya, y exista esa mentalidad machista en
cierta parte de la población que les hacen ser infelices. Y por mucha protección
que se le dé, ahí las tenemos luchando a la hora de concursar o buscar un
trabajo, amén de vejaciones que sufren algunas, dentro de él, por ser más débil,
estarán siempre a la defensiva. Y si no las estadísticas hablan y enumeran los
delitos de género, mostrando siempre, a las mujeres como victimas.
A no ser, que
haya un entendimiento mutuo y honrado entre hombre y mujer al hallarse ambos
verdaderamente enamorados y conscientes, de que nada es perfecto, y aún así, se
darán traspiés. Estos, en todo momento, sabrán solucionar las situaciones
cuando les sea adversa, y más si son agudos e ingeniosos y de carácter y
apacibles. Personas con espíritu constructivo, al conocer la importancia que
tiene, dentro del domicilio conyugal, vivir en paz y buena armonía. Entonces
llegaremos a entender mejor, la celebre frase de monta tanto, tanto
monta… el uno como el otro.
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