Dos hechos me preocupan vitalmente: La
actual delincuencia y el terrorismo. Este último
considerado como el mayor de los delitos que violan las leyes de un país
soberano. Y es que me deprimo, cuando oigo y leo las noticias, de nuestro país,
tal son el curso de las guerras y el de las victimas inocentes que estas se
cobran por dicho motivo. Pero aun más, me aflige y hasta se me hiela la sangre,
cuando conozco la gran escalada que tomando va el crimen en general, en todas
las partes del mundo.
Desde que, emigrantes, del Este de Europa y sur de
América, empezaron a afincarse en este país, en estas últimas décadas, hemos
comprobado, que la escala de la delincuencia también ha subido. Y la prueba la
tenemos por las detenciones que se hacen de ciudadanos extranjeros de los
mencionados países. No soy racista, pero si pacifista y me embarga y entristece
de ver que la seguridad ciudadana anda por los suelos y no es por culpa de las
fuerzas del orden que bien trabajan en ello.
Que unos delincuentes desalmados, sin
escrúpulos, asalten una casa y la emprendan a mamporrazos con sus inquilinos,
sin importarles, edad, estado salud u otras circunstancias, solo por el hecho,
de intimidarlos para despojarlos de cuanto tienen, pero más todavía es su
crueldad, si cuando habiendo obtenido su motín, continúan lisiándolos para
sacarle más jugo a la naranja.. La verdad es que este fenómeno delictivo, apenas
se había dado aquí en España, con personas de esta mala calaña.
Al menos una política de vigilancia más
exhaustiva, debería ejercerse sobre aquellos extranjeros que en estos últimos
años, han conseguido “establecerse legal o ilegalmente en nuestro país” y no se
dedican a una actividad útil. Como la de otros muchos que entran y salen por las
fronteras o se ocupan a actividades muy dudosas. Debería
actuarse con más contundencia, sobre todo si han sido fichados (se halle
en posesión de antecedentes penales), para que sean devueltos de inmediato a
las autoridades judiciales de sus países de origen, y allí juzgados. Nuestras
cárceles están demasiado llenas, y a los españoles nos cuesta mantenerlos
encarcelados.
Sobre el terrorismo, mucho habría que
exponer y si no que se lo pregunten al Sr.Bush, ese gran presidente que en estos
días está recibiendo la respuesta de su electorado sobre este asunto en la
camara alta y la baja. Ahora es cuando se decide a gobernar conjuntamente con
los demócratas porque viéndolos esta, que ganan las elecciones.
Pero aún así dice que por ahora no se marcha de
Irak “hasta dejar aquello más arreglado”.
Y es que el terrorismo, es un engendro que tiene
su nacimiento tras un conflicto armado entre pueblos, en el que el vencido se
niega a firmar la paz y se alza clandestinamente, consciente de los resultados
que de esta lucha va obtener. No voy a hacer alusión de cuales son sus
características, pero ya lo dice la palabra: el terror por medio del
asesinato y el chantaje. Delincuencia a gran escala, muy difícil de frenar. Un
engendro, de unos responsables que permanecen en la sombra, y que permiten
crezca tal maligno vástago y se desarrolle como un cáncer. El terrorismo,
en la mayoría de los casos, nace, siempre en un ambiente que le favorece,
aprovechando sistemas débiles de gobierno, situaciones de políticas pocas claras
o adversas, injusticias, pobreza, e ideologías. Un juego tramposo urdido por
gente de muy poca moral y sensibilidad, que aprovecha estas circunstancias,
para enriquecerse y hacerse con el poder.
Muchos nos preguntamos: ¿Por qué ahora más, que en
tiempos pasados? ¿Por qué en algunos lugares, más que en otros? ¿Por qué con
esta virulencia y hostigamiento? La vida de estos grupos sería muy efímera, si
no fuesen apoyados por otras fuerzas o poderes que obran a la sombra. Su
capacidad de acción estará en consonancia con la ayuda que reciban y el apoyo de
sus seguidores. Y aunque en la mayoría de las veces, el terrorismo se
“autofinancia por si mismo”, sabemos de sobra quienes principalmente lo sufragan
con armas u otra clase de ayuda material o ideológica, sin los cuales se vendría
abajo.
Tan complejo es este tema que si a apuntalarlo me
atrevo, es solo para expresar mi opinión sobre este fenómeno bárbaro
del terrorismo, cada vez más punzante y devastador por el que grupos de
corrientes independentistas pretenden conseguir sus objetivos. Queda claro pués,
que las guerras una vez “han conseguido su objetivo” y no tienen donde apuntar
sus armas, el enemigo, aprovecha esta “inactividad” y clandestinamente, se
reagrupa para tomar esta otra variante del terrorismo, como medida de presión,
usando la guerrilla o el sabotaje. Ahora, ya no se trata del potencial o
armamento de la que cada nación disponga, sino de otras estrategias, para las
cuales al parecer no están preparadas las naciones que desean vivir en
paz. A toda conflagración, repito, le seguirán un sinfín de estos ataques
violentos de fanáticos guerrilleros, repito, que no consideran dada por
finalizada una guerra ya perdida, su misión ahora es hostigar al
enemigo.
Sé que resulta duro no aceptar las imposiciones de
estos grupos, a sabiendas de que costará la vida a personas inocentes, pero es
la única forma de no combatirlos. Porque esa es su modo de operar, acosar,
intimidar y chantajear para exigir cuanto les plazca. Y es por lo que aquí y
allí donde esto ocurra, se les debe tratar como delincuentes y como tales
castigarlos duramente. Estos son los coletazos de una civilización que ha
perdido el rumbo.
Opinaría, son necesarios, gobernantes más sabios,
rígidos y tenaces, cuya política vaya encaminada a eliminar de raíz este mal,
que a la sociedad la tiene en vilo y que ésta a la vez le apoye y capaz
sea de soportar los zarpazos que le aseste el terrorismo. Por el contrario sin
estas medidas, creo yo, nunca se hallara la paz y la normal convivencia en el
mundo. Con el delincuente nunca se debe dialogar, ni permitirle se manifieste,
solo indicarle cual es el camino a tomar sin concesiones algunas. Son criminales
en potencia, basura de la sociedad El mundo entero deberá cuidar que esta
modalidad de lucha no se extienda, porque destruye el bienestar y la paz...
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