Las personas justas y honradas son las que saben responder a las necesidades
de los ciudadanos. Las que deberían gobernar.
Desde un enfoque burgués, me
atrevería a comentar, pasada ya, esta vorágine de las elecciones, que ha
mantenido en pie de guerra a todos los políticos y ciudadanos de este país, que
no han sido a gusto de todos, según se ha comentado, por los resultados
que se obtuvieron e irregularidades habidas. Si bien, fue cierto que una lluvia
de arengas, discursos vitoreados pancartas, viajes y crispaciones habidas, se
ahogaron, según dicen otros, en la desidia, la incredulidad, o falta de
confianza en sus líderes y proyectos. Falta de garantía, fuera lo que les hizo
optar por el camino más fácil, el bipartidismo, donde, han visto más claras,
sus opciones de voto, como mejor candidatura o papeleta para elegir al que
creyeron mejor candidato, tanto en las derechas como en las izquierdas.
Sin embargo, dentro de esta
turbulencia. No han sido muchos, los que han valorado, que le ha costado al
gobierno de la nación, financiar esta parada, escandalosa y floreada tan llena
de promesas, que por supuesto, ha estado a cargo del erario público, nunca mejor
dicho, de los impuestos que pagamos al Estado. Y es aquí donde nos
preguntamos muchos: ¿Es, que el pueblo, necesita, de toda esta parafernalia,
para que sea llevado hasta las urnas? ¿No se podrían reducir muchos de estos
gastos superfluos, o al menos, si reducirse, también de una manera más
sustancial? ¿No, cubrirían, estos y otros gastos, otras necesidades, mas
perentorias, como la se esa trabajadora por horas, de la que ya hube
hablado en otras dos ocasiones, que justamente, durante aquellos días ruidosos,
al final, fue desahuciada de su casa, (no por impago) y puesta en la
calle, dejando abandonados sus enseres, porque no tenía donde almacenarlos?
Maldita sea la política, habrá dicho Tere, esta mujer que solo lucha por
sobrevivir, que tan solo ha salvado, el televisor y su cama, únicos enseres con
los que entró en la casa de la hermana, para pedir albergue, donde poder
descansar, cuando, harta y cansada de limpiar domicilios, se retirara a reposar.
Una casa ya pequeña en la Barriada Guillen Moreno, donde viven apilados todos
los miembros de esa la familia, que también fueron desalojados de aquella casa
en ruinas.
Y es que ya, no se trata de
políticos y sus promesas, aquí lo que se busca es algo más positivo y profundo,
una labor efectiva, que se debería llevar a cabo las jerarquías e
instituciones del Estado, como son las organizaciones sociales, de
los municipios, que en su día, se comprometieron a defender y ayudar a los menos
favorecidos y necesitados.
Mis largos años de experiencia me
han hecho ver que, para hacer viable y estable una democracia, el gobierno de la
Nación ha de estar liderada por personas justas y honradas que puedan
responder a las necesidades de los ciudadanos fuera de todo montaje político, o
color o signo que sea, y siempre basados en principios éticos, morales y
humanos del pensamiento y la conducta humana, para que tenga efecto en el
ciudadano. Y no es que todo sea mentira, y el político, trabaje por compromiso o
desee justificar su trabajo mostrando triunfos, logros y éxitos como trofeos de
sus gestiones, no hasta ese punto. Es la ineficacia y funcionamiento de
cualquier institución que forma parte este aparato e instituciones del Estado,
los que no funcionan, cuando el ciudadano de segunda acude a ellos en busca de
amparo, información o solicitar algo que le corresponde. Todo queda en papel
mojado, que se suele solventar con la subida de Impuestos, de precios cada
día más altos, o devaluando la moneda, o medidas mas severas para el
contribuyente, mientras crece el paro, se encierran empresas y el poco trabajo
que surge, lo cubren con trabajadores eventuales. Quedando todos siempre en una
lista de espera.
Tiempos atrás, se nos decía, que en
el mundo tenía que haber ricos y pobres, algo que nos recitaban aquellos, que no
les faltaba de nada o les sobraba de todo, porque tuvieron la suerte de no verse
en el otro extremo.
Señores del gobierno, enderecen este
entuerto, que la “desconforme y subversiva” clase trabajadora y esa otra que no
tiene nada, se lo exigen constantemente a ustedes. Y no se trata de la
aplicación de otras normas o doctrinas que propugnen una organización social
“más justa” como las de Karl Marx, Engel y otros promulgaban, ni otras políticas
libertarias que endulzan los oídos de los más favorecidos. No, porque, el que
haya vivido los tiempos de un servidor, habrá descubierto, que tras ese
palabrerío, de arengas y discursos, luego apenas hay algo positivo, si no más
freno y medidas punitivas, de aquellos que están el poder.
La justicia social sólo se podrá
obtener de aquellos líderes, que sean justos y honrados y que lo que prometen lo
cumplen, del color que sean. Y si un plato de comida solo hubiese, comer todos
puedan de él, evitando que nadie lo haga con cuchara grande, para que los
demás comensales, consigan tomar aquello que les corresponde.
Y se nos borre para siempre de la
mente, el que, deba haber ciudadanos de primera y segunda. Cuando todos pueden
viajar en los mismos compartimentos. DIARIO Bahía de Cádiz
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